Por Vico Caballero
En estos momentos en que escribo, el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, se encuentra en su primera visita a USA como mandatario, pero también es su primer viaje al extranjero desde que asumió el cargo. A penas el año pasado, El Financiero calificaba de “error” que Andrés Manuel no asistiera a la Cumbre del G20, celebrada en Japón, al citar las consideraciones de Juan Carlos Barrón, investigador adscrito al Área de Estudios Estratégicos del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), de la UNAM. Y claro, la servil política mexicana desde el porfiato había sido su prioridad la imagen al exterior, atender los intereses del mundo por encima de los intereses internos, el pueblo de México. Y por supuesto que en una sociedad globalizada, es de vital importancia mantener un vínculo y una estrategia en materia de política exterior, pero el mismo investigador de la UNAM acepta que quienes fueron en representación de AMLO, tenían toda la capacidad para desarrollar el trabajo que México debía cumplir. Era curiosa también la insólita situación, pues era la primera vez que un presidente mexicano declinaba una invitación de mandatarios, y claro, nuestros expresidentes parecían vorazmente deseosos de recibir invitaciones para irse a gozar la oportunidad de la opulencia.
Entiendo perfectamente que a la oposición y a sus simpatizantes (poquitos) les molesten las comparaciones, debe ser muy duro no poder justificar los saqueos, los asesinatos, los vínculos con el crimen organizado, las fortunas y el enriquecimiento ilícito. Personalmente, con los dolores de cabeza que me causan los Bartlet y Bejarano, que son investigados, que ya el hijo fue inhabilitado, que el de los fajos de billetes ya estuvo en prisión y cumplió su sentencia, con todo y eso, me encantaría que se fueran de la política. Así que con esos dos ejemplos dimensiono lo que el RPIANISMO tiene qué digerir y los comprendo en su molestia, pero la memoria histórica no debe ser una bodega secreta, los contrastes nos ayudan a entender mejor las cosas, siempre es bueno pedir una segunda opinión para poder compararlas.
En retrospectiva, en dos años como presidente, AMLO acaba de hacer su primer viaje al extranjero, sin familia, sin amigos, en clase turista (hasta este momento investigué sin éxito cómo viajaron sus asesores), y obligó a que los servicios secretos de Estados Unidos tuvieran que subir, de mala gana por lo menos de una agente, a un vuelo comercial para dirigirlo a una oficina y comenzar los compromisos de su agenda.
Peña Nieto, en el mismo lapso de dos años, realizó 34 viajes al extranjero con un presupuesto, público obviamente, de 120 millones de pesos. En todo su sexenio, realizó 83 viajes, con un gasto mayor a los 313 millones de pesos.
Felipe Calderón en dos años realizó al extranjero 21 viajes, con un costo de 42 millones de pesos. En todo el sexenio realizó 81 viajes con un costo promedio de 160 millones de pesos.
Vicente Fox, sólo en su primer año realizó 15 giras al extranjero con un gasto a penas menor a los 20 millones de pesos.
Estas cifras, que pueden consultarse en las propias páginas oficiales, si ya son indignantes y claras en la vulgar manera en la que se dilapidaron los dineros del pueblo, cabe señalar que estos números, sólo reflejan los gastos INDIVIDUALES de los mandatarios, es decir, los gastos de Martha Sahagún y sus hijos y sus amigos; Margarita Zavala con hijo y amigos; Angélica Rivera con su numerosa familia y amigos… no están integrados a estas cifras, que por lo menos podríamos duplicar…
Entonces, ¿cómo no confrontar a la oposición de hoy? si es que podemos llamarlos así, ¿cómo no recordarles y compararlo con el presidente que hoy visita Washington, en medio de mexicanos que le siguen con mantas y gritos de apoyo, que le llaman Su Excelencia, que atiende los simbolismos al llevar flores a los monumentos de Lincoln y Juárez, que mantiene una relación armónica y de trabajo colaborativo con países como USA, China y Rusia? es decir, un presidente a cabalidad. Qué tiempos aquellos cuando a los presidentes mexicanos les gritaban en cualquier plaza, foro o gira dentro o fuera me México: FRAUDE, ASESINOS, RATEROS…
Hoy, un digno representante mexicano en su primera visita de Estado al extranjero como presidente.