Por Vico Caballero 

El proyecto denominado Tren Maya, propuesto por el gobierno de Andrés Manuel, ha sido uno de los temas que más ha dividido las opiniones entre los propios simpatizantes del presidente. Si bien sigue siendo un sector minoritario, es por demás notorio, además que el propio tema del medio ambiente es de legítimo interés público, por lo que el debate y el seguimiento a dicha obra de infraestructura pública, es más que saludable para una democracia. 

El proyecto puede entenderse como una paradoja porque en principio, como señalo, dividió la opinión de los propios seguidores. Lo es también porque en medio de un proceso de “concientización” de la sociedad sobre el medio ambiente, pareciera contrastar la necesidad de talar árboles y la apocalíptica imagen de un tren atravesando los ecosistemas del sureste mexicano. Considero como elemento paradójico la necesidad urgente de crear empleos, detonar la economía en la región más olvidada y explotada por siglos en nuestro país, pero con movimientos legítimos que desearían mantener “intactos” los espacios naturales.

Es cronometrada porque el sexenio se va, en el tiempo de gobierno, volando. La derecha, sin ideas y con el sabotaje como único argumento para contender electoralmente, ha hecho todo lo posible por frenar y entorpecer el desarrollo de los proyectos, bajo el argumento de la defensa del medio ambiente.

Es cierto, la flora y fauna es tema importante, pero, me resulta imposible no hacer un esfuerzo de contraste, para generarme una idea de la postura opositora al Gobierno. Sin embargo la congruencia parece lejos de las acciones y posturas de hoy, pues los señalamientos al proyecto por deforestación y afectación a la fauna, pese a ser aclarados, siguen generando polémicas. Uno de los recientes arranques de euforia fueron las mil hectáreas solicitadas al municipio de Bacalar.

Dimensionemos…

Resulta ser que el México Neoliberal (hablamos del ya casi oficial PRIAN), los últimos cuarenta años de gobiernos, México ocupó uno de los principales lugares en deforestación. La principal causa es el cultivo, la ganadería, la industria minera y energética, sector inmobiliario y la tala clandestina. Pero a pesar de ser un gran negocio, el 70% de la madera es de origen ilegal, es decir, ni siquiera ingresa los recursos al estado para su aplicación en los programas de reforestación, que dicho sea de paso, las políticas obradoristas actuales, en ese aspecto, posicionan a México como el 4º Lugar Mundial en Reforestación.

Los grupos delictivos llamados “Cárteles de la Droga” han sido los principales beneficiarios y dueños de las cadenas de tala y comercio ilegal de madera. La tala ilegal en México se estima en 500 mil hectáreas por año (desde hace décadas). En nuestro país se deforestaban un promedio 2 millones de hectáreas por año, entre los negocios “legales” y los grupos ilegales.

Y entonces vuelvo a leer la cifra de mil hectáreas para el Tren Maya me parece cosa menor, para la dimensión del proyecto.

Sólo por industria minera activa, existen 21.3 millones de hectáreas en explotación. Pero concesionadas, Porfirio Díaz, en 30 años entregó 30 millones de hectáreas. En periodos de sólo seis años cada uno, Felipe Calderón entregó 35.5 millones de hectáreas, Zedillo 34.6 millones de hectáreas, Fox 24.9 millones de hectáreas… pero están infartados por mil hectáreas para el Tren Maya y seguro meterán amparos para FRENAR lo más posible los proyectos presidenciales.

Pero eso no es todo, sólo en Baja California Sur, los mismos grupos han entregado concesiones para explotación del agua en 1, 920, 000 hectáreas a bancos nacionales y extranjeros.

En la Suiza Mexicana que no me tocó conocer durante ese bello periodo neoliberal, se construyó este entramado depredador, al amparo de funcionarios y corporaciones de todos los niveles, incluyendo con tristeza, al propio ciudadano promedio.

La pandemia que aqueja al mundo hoy, nos ha demostrado que el planeta tiene un problema enorme llamado Especie Humana, es imprescindible resolver la paradoja del desarrollo social, que las personas que habiten este país puedan gozar de las condiciones para salir adelante por su propio trabajo. Bastaría con leer la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para darse cuenta que desde sus primeras páginas, están plasmadas muchas de las propuestas ejercidas por el Gobierno Federal de la Cuarta Transformación. La resistencia de poderosos grupos económicos, medios y población intelectualmente vulnerable, hacen aún más difícil, pero no imposible, la tarea de enderezar y dignificar la vida pública de México…