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Tarsis!, Tarsis!

¿Dónde estás ahora?

Dónde tu aplomo, dónde tu proba gallardía.

Yenekamú: ¿Y  tu arco? ¿y tu alma?

¿Dónde tu legado extinto?

 

El invasor en silencio

caminado ha, sobre los vientos.

Y como nunca imaginaste,

hoy revienta en sangre y fuego

el temor de nuestros viejos.

 

Tarsis siempre bella,

no pensaba en la muerte;

ni lo monstruos bamboleantes

que abortaban dos cabezas

Inquietaron a su Alteza.

 

Tarsis!, Tarsis!

¿Dónde estás ahora?

Yenekamú: ¿dónde tu legado extinto?

Vuestra sangre hermana misma

es la causa de su olvido.

 

Y arribaron y llegaron

desde tierras no lejanas

se sentaron en tu fuego,

y tu historia pisotearon

con veneno en sus entrañas.

 

Tarsis no pensaba en la muerte;

entre Amazonas y Guerreros,

caracolas, conchas y arena,

ni Ulloa, ni el franciscano,

mellaron su lontana estirpe.

 

Tarsis!, Tarsis!

¿Dónde estás ahora?

Impotentes pinturas en las rocas

Por los siglos se agitan y estremecen

Pericúes: ¿Y su tierra?

 

Hoy tus hijos nuevos mueren diario

por ponzoña mal venida,

dementes usurpantes que pululan

mercadeando espejos de lujuria,

por tus calles y avenidas.

 

Tarsis vivía en paz y calma,

con princesas y animales.

Desde el Arco hasta el estero

Y sin cuidarse las espaldas,

platicaba con los mares.

 

Yo soy Guama el poderoso.

Mas sin tu esencia no hay mirada,

urge del desierto y las aguas,

la fuerza de tus ojos y tu alma,

Tarsis, ¡Tu pueblo te proclama¡

 

Ángel Jorge Chávez Rodríguez      Marzo 2017