Ayer, cuando miraba al mar,
entre piedras negras
y arena blanca,
recordé su rostro…
y dolía.

Ayer, al caminar,
cuando la luna clama
al sol su día…
me perseguían sus ojos…
y quemaba.

¡Maldita playa blanca!

¡Pues me arrastré en la arena!
y cada grano que tocaba…
era un poro de su piel.

Y nadé…¡sí!
nadaba…
nadaba en ella.

¿Sabes qué?
¡Sí! nadaba en tí.
Y como entonces fué,
cada grano de tu cuerpo…
me rasgaba a mí.

Y me arrastré en la arena,
restregando mis dolores,
en recuerdos…
ya sin ti.

¡Maldita playa blanca!
¿Porqué tenías que estar ahí?10592113_10153247410236084_1510552976_n