El Marlin Rojo
Hace algunas semanas tuve la oportunidad de viajar al extranjero, más precisamente a una parte de Europa y fue entonces que entendí y comprendí lo que algunas personas quieren explicar a veces en sus pláticas o señalamientos cuando se habla de la necesidad de contar con una mejor imagen urbana.
Ya en mi infancia tengo el recuerdo grato de haber vivido en varias ocasiones en el estado de California (USA); un tiempo en Los Ángeles y otro en San Ysidro. O sea, en la frontera con la ciudad de Tijuana, lugar de donde soy nativo, razón por la cual creo que mi mente estaba acostumbrada y a ignorar muchos detalles que se suavizan al tener diariamente los contrastes a la vista como los barrios pobres de LA o del aspecto lamentable en casi toda mi ciudad natal, (por lo menos antes de que el Señor José Galicot Behar y sus amigos empresarios le dieran la vuelta a la imagen a varios puntos estratégicos de Tijuana con algunos programas de remozamiento y pintura).
En Los Cabos, hace ya meses que se viene organizando (entre otras) una mesa quincenal donde se pone a consideración el tema específico de la imagen urbana, y en la cual, participan diferentes funcionarios que tienen que ver con éste tema, como Obras Públicas, Imagen Urbana municipal, Servicios Públicos, Dirección de Ecología, FONATUR, Zofemat, empresarios del centro histórico de San José del Cabo y empresarios del centro de Cabo San Lucas, entre otros.
En ésta mesa hasta el momento se ha logrado plantear la gran necesidad de cambiar la imagen que brindamos a los viajeros que diariamente nos visitan en ambos centros turísticos y que por cierto, este año cerramos con 3 millones de turistas, con la expectativa para el próximo año de incrementar esta cantidad potencialmente.
El choque para mí al observar las ciudades que pude visitar en Europa fue gigantesco, y es ahí, donde uno se da cuenta de que nivel es la cantidad que los gobernantes han despilfarrado el dinero que ingresa a las arcas producto de los impuestos ciudadanos, y en todos los órdenes. Incluso en los recursos que se bajan con programas estatales y federales para llevar a cabo obras muchas veces de relumbrón y que a la postre resultan ser tan sólo obras camuflajeadas (por decirlo de alguna manera) que le permiten a ciertos individuos fríos de corazón y con el talento maligno de un “ Leonardo Notarbartolo” o un “Bruce Reynolds”,llevarse gran parte de los recursos de obras o programas, sin ni siquiera pisar un peldaño en los calabozos.
Cuando uno camina por calles de estas ciudades, observa como éstas se encuentran limpias y ordenadas y los edificios oficinas y casas, tienen una impecable simetría visual que otorga al espectador una gran tranquilidad y deseos de permanecer más de lo que uno tiene planeado.
La sociedad (que efectivamente tiene muchos años de avance a la nuestra) tiene una cultura del orden y de limpieza que llama totalmente la atención y lo obliga a uno a sumarse al ejemplo y no ensuciar ni un ápice,inclusive al contrario, esta actitud lo impulsa a uno a si ve algo fuera de lugar levantarlo y ponerlos en donde debe ir. Y hablo desde la separación de la basura, la cual pasa diariamente a una hora especifica con impresionante precisión de horario, la pintura en las vías de comunicación (las calles, pues), y la perfecta ubicación de señalamientos viales e informativos turísticos, que hacen que cualquier persona que no sea del lugar y esté de visita, aunque no hable perfectamente el idioma, pueda entender su significado.
De hecho, como ejemplo (y lo vemos en la ciudad de México,donde en los metros hay información con mapas de las líneas de trenes y sus vagones) los tranvías y camiones urbanos, tiene paradores con señalamientos y horarios establecidos, que de manera casi perfecta son cumplidos, (salvo algún contratiempo extraordinario, por supuesto), además de que las rutas están perfectamente pensadas para cubrir la necesidad tanto de los turistas, como delos ciudadanos que día con día trabajan ahí.
En Los cabos, tenemos por ejemplo, la imagen de una entrada a San José del Cabo desde el Aeropuerto Internacional que más bien asemeja una entrada a un pueblo de viejo oeste americano, con una vialidad llena de hoyos, tierra y arena tanto en el camellón central como en las orillas, y entradas ala vialidad llenas de la misma tierra con montículos que a veces parecen cerros y para colmo, no se tiene ni la más mínima intensión de que quien nos visita por lo menos vea alguno que otro arbolito suavizando su vista.
El Corredor turístico tal vez es lo que tal vez se salvaría, sin embargo siempre hay tramos en reparación con pésimo señalamiento, está sucio, no hay el debido señalamiento de protección para los viajeros y para colmo, todos los que vivimos en este municipio rezamos porque los turistas lleguen y se vayan de día, porque por la noche, transitar por este corredor turístico es como viajar por cavernas del más allá, esto es, por más que se señala, existen grandes tramos (si no es que todo) que están en completa oscuridad.
En Cabo San Lucas, alguien apostó por pavimentar con un cemento arrugado que con el tiempo se ha tornado difícil de limpiar y se observa percudido totalmente, (imagínese usté), y para colmo hay una anarquía visual que hace al espectador sentirse inquieto, además de que no hay señalamientos apropiados, ni amables para el visitante, además que los camiones de transporte se paran donde les da la gana sumando aún más en este sentimiento.
Al llegar al centro turístico de Cabo San Lucas, aparte de uno que otro bache (que finalmente el nuevo delegado Leggs ya fue a tapar) lo primero que uno ve es un edificio de seis pisos a medio construir, abandonado y sin pintar con locales abajo que hacen al que lo vea, experimentar un sentimiento de abandono y “Me vale gorro”, que pa’ que les cuento.
En las calles podemos observar como los comerciantes tiran la basura a la hora que les da la gana ocasionando que el que camina piense que es nuestra forma de vida, o sea vivir en la basura, sobre todo, cuando además se ven camiones cargando y descargando en horas hábiles y de gran movimiento turístico, dando la impresión de una verdadera desorganización.
Si le vamos sumamos, definitivamente uno se deprime. Pero afortunadamente ya poco a poco estas mesas quincenales de coordinación de Imagen Urbana, estarán permeando para lograr un avance en todos estos problemas que vivimos quienes amamos y queremos este terruño, a pesar de todo. Los mantendré informados.